Horas de estudio
El tiempo es uno de los recursos más valiosos que poseemos, pero paradójicamente uno de los menos valorados. Lo utilizamos a nuestra conveniencia, aunque esto no siempre implique que sea en nuestro beneficio. Lo cierto es que en ocasiones nos percatamos de su relevancia, cuando está por finalizar. Es ahí cuando emprendemos maratónicas acciones para recuperar el tiempo perdido, sin darnos cuenta que a veces es irrecuperable.
Es tan valioso su concientización que se ha escrito innumerables libros donde directamente e indirectamente nos recomiendan el cómo debe ser correctamente utilizado, dependiendo por supuesto que diferirá según la actividad. En ocasiones de la forma en que disponemos nuestro tiempo, nos genera diferencias con nuestro entorno, porque no compagina con el mismo. Claro está que me refiero a nuestro tiempo de vida de manera general, del cual hemos sido provistos.
No hago distinciones de otros tiempos que son parte de nuestra vida, como por ejemplo el profesional que le corresponde a quien nos haya empleado, entre otros. ¡Así es provistos! les parecerá extraño, pero cada quien dispone de un tiempo de vida desde que nace hasta que deja de existir físicamente. A ciencia cierta desconocemos el tiempo de vida que disponemos con exactitud, al menos que éste haya sido diagnosticado.

Para no ponernos dramáticos ni mucho menos pesimistas, me referiré a una minúscula parte de ese tiempo, que es para alguno de nosotros horas de estudio, que por obligación o motivación personal hemos destinado. Si nos pondríamos a sumar, éstas terminan convirtiéndose en innumerables, es decir, horas destinadas a la adquisición de conocimiento como destrezas, el perfeccionamiento de habilidades, etc.

He escuchado decir en muchas ocasiones "...nunca es tarde para..." y me imagino que ustedes también.
Comentarios
Publicar un comentario